El pasado 12 de Mayo murió Antonio Vega, compositor y letrista español ex miembro de la agrupación Nacha Pop. Banda fundamental del rock pop de los ochentas en España, y que también en México, por aquellos años, causó un especial furor. Después de una larga historia de complicaciones de salud debido a su conocida adicción a la heroína, el cantautor murió por un cáncer de pulmón en su Madrid natal. Coincidiendo con nuestra apología de los ochentas, les comparto la editorial, que al respecto, apareció en el número de Junio de la revista rockdelux y que es firmada por Santi Carrillo.
Con su típico estilo crítico, ácido y si se quiere, quejón, el que también funge como director de la revista despotrica en contra de la industria musical debido a que, una vez más, demuestran su falta de escrúpulos al lucrar con un personaje al cual, sobre todo en el país ibérico, se le tiene un especial cariño ya que, con sus letras, insufló una elegancia e intimismo inéditos en un grupo pop de masas como fue Nacha Pop.
Al final, agrego un videito con una canción que especialmente me gusta de Nacha Pop y no....no es ni Chica de Ayer, Lucha de Gigantes o Asustado estoy (¡que me encanta!) por que ya las programan mucho últimamente..... Es la poco conocida, pero genial, “Relojes en la oscuridad”....



“EDIT. MUERTO Y NO ENTERRADO
Del mismo modo que las serpientes de cascabel, perversas ellas, deciden caprichosamente si inyectan veneno o no lo inyectan cuando muerden a sus víctimas, los aparatos mayestáticos de las multinacionales discográficas deciden si ser todavía peores de lo que ya son habitualmente cuando muere uno de sus artistas, es decir, sus empleados.
Con el cadáver todavía caliente de Antonio Vega, su compañía lanza el clarividente mensaje de que edita un disco recopilatorio del finado, todavía no enterrado. Hablo de que Antonio muere el martes y el disco, rotulado “Canciones 1980-2009”, está en las calles ese mismo Viernes. Y no, por supuesto, no se trata de la eficacia (poco probable) de las multis, sino de la bien estudiada tropelía de tenerlo todo en capilla, todavía en capilla, en la caja, y buitrear a conciencia sobre una posibilidad que, ni caída del cielo, permite hacer ídem, caja, en tiempos de crisis, Ñam, Ñam...
Las crónicas de las muertes anunciadas tienen estas cosas. Da tiempo a prever estrategias de mercado y tenerlo todo a punto de caramelo cuando el receso letal abre un mundo de posibilidades a los hábiles sin escrúpulos. Cuando fallezca, todo el mundo hablará de Vega en tiempo real: inversión cero en publicidad, máxima rentabilidad en beneficios. No dejemos que la crisis acabe con nosotros, hay que aferrarse a lo que sea.
Órdenes: todo preparado para cuando llegue el más que cantado desenlace y rapidito a las tiendas, que hay que aprovechar el mediático momento de efervescencia post-mortem.
Estoy viendo el Telediario 2, y hay colas en la sede de la SGAE (Sociedad General de Autores de España) para despedirse del músico. La SGAE, obsesionada con su sagrada misión, otorgada por ella misma, de convertirse en Ministerio de Cultura en la sombra, predica ya también como Iglesia Rockera de Los Últimos Días. Ha cedido unas guitarras a los afligidos y nostálgicos fans para que puedan despedirse de Antonio interpretando una canción. Viva el detallismo de la SGAE, siempre tan correcta con sus gestos, especialmente en la acelerada gestión del cobro en conciertos benéficos, como es bien sabido por todos....
¿Por qué la SGAE se ha convertido en una presencia constante en nuestras vidas aunque no queramos saber nada de ella? ¿También en esta sentimentalización barata de un acto que no pasa de oficioso y se vende con funciones de oficialista? No sé, al margen de que quizás sea un buen servicio a la causa musical despedirse de Antonio Vega ofreciendo su reluciente sede para arroparlo simbólicamente en su adiós (esto, conste, lo digo en serio pero con dudas), ¿quién ha permitido a la SGAE llegar a este extremo de dominio público tan absoluto, a marcar el calendario de nuestras agendas y nuestros humores? Antonio Vega, descansa por fin en paz... Los demás, a la tumba. Santi Carrillo


1 comentarios:

René dijo...

Bien, pues creo que resulta lógica la manera en la industria asumió la muerta del ex Nacha Pop. Digo, que mejor ejemplo que este de la voracidad con la que dicha industria saca partida de cualquier acontecimiento, sin importar, en este caso, si se trata de la muerte de uno de los "suyos". Cash, cash, money, money es lo único que importa. Y a pesar de eso se siguen preguntando ¿por qué la gente no compra discos?

Al mismo tiempo veo que esto no es mas que una muestra de la gran crisis en la que se encuentra la industria discográfica (ojo, la discográfica que no la musical) que se aferra a seguir encajando el diente en todo lo que se pueda.