Casos como el de los irlandeses son extrañísimos en la mundo del pop. Tradicionalmente nos encontramos con, como mínimo, dos grandes ámbitos musicales, “normalmente” radicalmente separados: el de la música popular y el de la música académica ,dedicado principalmente a la investigación sonora y compositiva. A pesar de que es un error, al menos desde el punto de vista histórico, el creer que lo popular (o pop) y lo académico han estado siempre separados (pensemos que mucho de lo que ahora se considera música “clásica” en su tiempo fue folklore), desde un punto de vista formal y estructural si que conforman ámbitos de producción y consumo distintos. Un gran excepción a esto es el grupo liderado por Kevin Shields.

Ya muchos enterados han hablado de lo que ha significado para el pop las innovaciones técnicas introducidas o ampliadas por el grupo de Kevin, Bilinda, Debbie y Colm. No pienso repetir una sarta de tecnicismos que ni siquiera estoy capacitado para entender. Para eso hay otras fuentes. A grandes rasgos se puede decir que el rock de los “my bloody” se caracteriza por un uso de melodías de aliento clásico, fuertemente influenciadas por el pop de los sesentas vía Phil Spector, que colisionan con una base rítmica a veces muy punk, a veces muy a la velvet...

Pero con la diferencia (y es una gran diferencia) de, literalmente “sumergir” todo eso en un magma sonoro que es ruidoso pero ambient a la vez, que es intenso pero cálido, que armoniza pero desorienta..... muchos le han echado la culpa a los pedales. De un sobrehumano uso de pedales a este sonido se le bautizo “shoegazer”, en el caso particular de My Bloody Valentine, Kevin Shields, ha dicho que en el noventa por ciento de los casos su guitarra va directamente conectada a un amplificador y que el secreto son pequeñas variaciones técnicas en el uso del trémolo, de la afinación, del uso del feedback y la ecualización..... para los interesados hay muchos foros en Internet al respecto....

Lo importante, como siempre, es lo que uno siente con la música. Yo tan solo puedo decirles que estos dublinenses en vivo logran que el ruido sea tal que se siente el efecto contrario: una privación sensorial, la muerte de todo sonido. Y esta experiencia no tiene nada de intelectual, es totalmente física, quizás mental, en tanto la mente es solo un zumbido, aire.

Les dejo cinco de sus ep’s de los ochentas, uno de ellos, el album “Ecstasy and Wine” es una compilación de dos ep’s de 1987 - "Strawberry Wine" y "Ecstasy"-, para que no se sientan timados. Para descargarlos tan solo hagan click en el título del album. Que los disfruten.


“Ecstasy and Wine” (1987/1989)